domingo, 24 de abril de 2016

Musical

Estresante.

No me gusta hacer música, no es lo mío. Esta clase en verdad fue eso: estrés. Pero claro, no todo fue tan malo. Había más personas un poco perdidas como yo y con ellas me pasé la mayor parte de la clase riendo un poco de vez en cuando. Por otro lado, las "presentaciones" que se hicieron al final de la clase estuvieron buenísimas, en especial la de los instrumentos de cuerda que fue realmente alucinante y generó un ambiente mágico, y un silencio expectante indescriptible.
Me recordó una vez que estuve en una banda psico-sonora como intervención artística en el metro.
Y no sabía qué decir cuando me preguntaron por la experiencia... estresante, otra vez.
Que suerte que no hay más clases de música en la planificación. 

Máscara

Hacer máscara. Es un trabajo divertido, en parte porque no es algo que se haga constantemente lo cual lo hace novedoso y porque es algo en lo que se aprende con la práctica, rápidamente. Ayudé a hacer en total tres máscaras y siento que cada una de las ayudé a hacer quedó mejor que la anterior... porque claro, la práctica va  haciendo al maestro.

Ser el molde para la máscara. Es difícil, porque sientes que quieres reír en todo momento, por lo que dicen los que están trabajando en tu cara (cosas como que se equivocaron o que van a seguir con tus ojos o que ahora van a tapar tu boca), por lo que no dicen (porque en el momento en que se hacía el silencio era incómodo darse cuenta lo "vulnerable" que eres mientras estás acostado en la mesa con t cara siendo tapada por el yeso), por la sensación del yeso en la piel (mojado y pegándose de a poco) y porque es nerviosismo puro: ir siendo tapado lentamente hasta que ya no ves nada y no puedes expresar nada con el rostro. Esta última parte fue la que más me costó, aunque solo fueran unos minutos, porque no suelo hablar mucho, pero gran parte de mi comunicación pasa a través de mis expresiones faciales y en verdad, me sentí en parte incomunicado mientras era el molde de mi máscara.


A la hoja en blanco

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Ante la hoja blanca quedé en blanco. La libertad de hacer lo que quisiera me hizo no saber qué hacer.
¿Que sentí? No sé ¿Nada? Fue divertido pintar porque sí, sin la presión de que tenía que quedar bien. Partí con mis colores favoritos (celeste y naranjo) y después solo seguí con más colores... sin pauta, sin nada preestablecido. Al principio, el tiempo pasaba muy lento sin que se me ocurriera qué hacer y luego la clase terminó en dos segundos mientras pintaba.



Día 0


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¿Qué recuerdo de la introducción a este ramo? Recuerdo a una profesora hablando de cómo es trabajar con personas que sabes que van a morir pronto. Lo recuerdo y me siento triste y feliz, las dos cosas al mismo tiempo, porque esta carrera que estoy empezando significa ayudar, significa conectar, significa entender que las personas vienen y van. Y creo que tomé la decisión correcta. Y siento que es una elección que me pesará y me reconfortará, toda la vida.