De nuevo, empezamos todos con ejercicios para soltar
nuestros cuerpos y de vocalización. Luego el grupo 1 hizo una improvisación
grupal que había quedado pendiente de la clase anterior y luego fue el turno
del grupo 2.
Partimos en el escenario con una fiesta, teníamos que
improvisar como invitados de la fiesta. Fue difícil por dos cosas: éramos
muchos en el escenario y a casi nadie se le ocurría que decir. Pero de cierta
forma fue algo divertido.
Después fue una especie de improvisación individual, cada
uno salía al escenario y gritaba algo. Lo que quisiera. Era un momento para
descargarse. No sabía qué decir, así que no salí al escenario.
Es raro, porque siento que me hubiera dado lo mismo
gritar algo si me hubieran dicho que gritar, pero pidieron que nos decargáramos
y gritáramos lo que quisiéramos. Y la verdad, no quise gritar, no supe qué
gritar
Al final, el profesor invitado nos dio por parejas una
frase para que preparáramos un diálogo para la siguiente sesión.
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